diumenge, 11 de maig del 2008

Las teorías lingüísticas y psicológicas: mi experiencia como aprendiz de lenguas

Nunca antes me había planteado que detrás de cada profesor o materia se escondían unos planteamientos, unas teorías que guiaban la metodología de la clase. Creía que los profesores se organizaban la clase como veían conveniente: estaban los “conservadores” que seguían al pie de la letra la materia que proporcionaban los libros y los “liberales” que dejaban un poco de banda el libro para darle pie a la creatividad. Sin embargo, ahora sé que detrás de cada uno había unos planteamientos lógicos y razonables.

Me resulta bastante difícil señalar una única teoría lingüística y psicología con la que me haya sentido identificada ya que cada profesor y cada escuela empleaba aquella que le parecía más oportuna acorde con sus planteamientos y objetivos. Por lo tanto, no creo que mi aprendizaje haya sido fruto de una única teoría, sino de un poco de cada una.

Empezando por el conductismo, que creo que ha sido la que más ha marcado mi trayectoria estudiantil, recuerdo actividades y ejercicios muy propios de este planteamiento. ¿Quién no ha tenido que copiar 5 o 10 veces las faltas de ortografía de los dictados? Menos mal que, por suerte, no cometía muchos errores… O que me dicen sobre recitar de memoria la lista de los verbos irregulares en inglés o la lista de los phrasal verbs. Y las veces que me he tenido que aprender los tiempo verbales del catalán (con la ayuda de nuestro inseparable “llibre verd” de Xuriguera), porque año tras año era la misma historia, y no entiendo por qué, después de tantos exámenes de verbos, aún me cuesta recordar cuál es el pretérito anterior. Creo que la respuesta es que no sirve de nada recibir un input descontextualizado y repetirlo continuamente como loros, sino más bien, comprender la información y saberla utilizar en contextos reales, ¿de qué me sirve saberme todos los phrasal verbs del inglés si no me enseñaban a utilizarlos en contexto?

En la academia de inglés el método más empleado fue el constructivismo con un poco de humanismo ya que, al no sobrepasar nunca los 7 alumnos en clase, aquello era como una pequeña familia (además, cada año éramos los mismos), nos conocíamos todos bastante, y los profesores aprovechaban esta situación para hacer hincapié en las relaciones personales con el objetivo que estuviéramos más a gusto en clase y que tuviéramos más confianza y seguridad en nosotros mismos. Era en este tipo de clases en las que realmente aprendía la lengua.
A mi profesor de catalán de bachillerato le encantaba poner “punts positius” y “punts negatius” a sus alumnos. Me explico, se pasaba toda la hora de clase con la lista de los alumnos y mientras explicaba intercalaba preguntas relacionadas con la gramática, ortografía, cultura, etc. Si no sabías la respuesta, se anotaba un punto negativo en su lista y, si la sabías, un punto positivo. De modo que llegabas a fin de trimestre con un listado de puntos negativos y positivos que servían para subir o bajar nota. Aquellas clases se me hacían eternas, puesto que estaba más pendiente de que no me preguntara a mí que de otra cosa.

Por esta razón valoro las metodologías de enseñanza que adoptan el humanismo porque no obligan a nadie ha hablar en voz alta o a salir delante de todos los compañeros a hablar (los que me conocen saben que soy bastante tímida y me cuesta mucho hablar y participar ante en clase) y que fomenta las relaciones personales entre los alumnos con el objetivo de crear un buen ambiente en la clase. Creo que cada vez más, esta metodología es empleada por más profesores cuyo objetivo no es sólo que el alumno aprenda, sino cuál es la mejor manera de enseñar y con qué métodos éste se sentirá más cómodo en clase para que verdaderamente aprenda.

Creo que cada teoría tiene sus ventajas y sus inconvenientes y que adoptar una u otra depende de muchos factores: tipo de alumnos, lo que esperan aprender, sus objetivos, su predisposición ante la clase, etc.

Por lo que he experimentado, el francés es la lengua que posee un método de aprendizaje más tradicional. Recuerdo que las clases de francés, aquí en Catalunya, se basaban en una metodología más conductista: exámenes de verbos cada semana, mil ejercicios de gramática, poco énfasis en la conversación, etc. Sin embargo, el año pasado hice un curso de francés en Niza y allí la metodología era muy diferente: los profesores ponían más énfasis en la lengua oral, en construir vínculos afectivos entre nosotros para que nos sintiéramos cómodos en clase, se organizaban actividades extraescolares con ese fin, etc. Por el contrario, el inglés creo que es la lengua cuya metodología es más moderna porque, en la mayoría de casos, los profesores hacían más hincapié en la interacción y comunicación entre alumnos, así como también en el aprendizaje de la lengua.

3 comentaris:

Irene ha dit...

¡Hola Ester!

Estoy bastante con todo lo que dices, aunque debo decir a favor del conductismo que para mí sí que tiene cierto sentido copiar 20 veces lo mismo (creo que la pregunta retórica "¿quién no ha tenido que copiar X veces las faltas de ortografía de los dictados?" se está conviertiendo en la más emblemática de esta tasca jaja)o memorizar verbos (mención especial a Xuriguera ;), puesto que, al menos en mi caso, eso servía como base para después practicar su uso en contextos reales, por ejemplo, o evitar hacer alguna falta que, por el bien de mi autoestima, no repetiré aquí :P jajaja.

También me siento identificada con lo que explicas de los "punts positius/negatius", aunque en mi caso tuve más suerte, y la profe no decía quien tenía que contestar, sino que nos daba libertad para que contestara quien quisiera (bendito humanismo).

Bueno, ya nos iremos comentando por aquí.

Ciaoooo

Anònim ha dit...

Hola de nuevo Ester!!!
Es curioso que todos mencionemos primero el conductismo como un método que hemos experimentado jeje... pero estoy de acuerdo con la Irene en que tampoco se podría decir que no sirve... se puede combinar con otros métodos, pero no eliminarlo del todo, ¿no crees? Estoy de acuerdo con la afirmación que cada teoría tiene sus ventajas e inconvenientes, por eso es muy difícil escoger o eliminar alguno.
Lo que cuentas de los puntos me recuerdo a una de mis clases, recuerdo perfectamente la tensión en clase para que preguntara algo que sabíamos o que no hiciera preguntas jeje... lo malo es (y no te rías) que no me acuerdo ni de la asignatura ni del profesor... sólo cómo me sentía jejeje
En fin, me voy a dormir que son las 5 ya :(... queda poco!!!
besos,
Liana

Anònim ha dit...

Irene, por cierto, sobre los puntos, si respondía quien quería... qué sentido tiene poner puntos negativos??? Se supone que la gran parte de las intervenciones será en cierta medida ciertas, ¿no?... básicamente porque en caso de dudas casi nadie participa ;)