Al igual que en el ejercicio anterior, y después de bastantes años aprendiendo lenguas, creo que he experimentado distintas metodologías. Sin embargo, hay otras que no he experimentado nunca como, por ejemplo, la suggestopedia, la vía silenciosa, el aprendizaje cooperativo o el enfoque comunicativo. Antes que nada, me gustaría comentar que me llamó la atención cuando en clase nos explicaron que había una metodología basada en escuchar música relajante, sentarse en butacas cómodas y escuchar diálogos a fin de que los alumnos aprendieran a conversar en poco tiempo (suggestopedia). No puedo decir si es una metodología eficaz o no, puesto que, muy a mi pesar, no la he experimentado nunca, pero no descarto la idea de poderla experimentar algún día.
A lo largo de mi experiencia como aprendiz de lenguas, creo que no ha habido una metodología que destacara por ser la más empleada por los profesores, sino que más bien las clases se basaban en una mezcla de todas ellas. Estas clases combinaban la gramática, el léxico, la comprensión y expresión tanto escrita como oral.
La primera vez que una profesora empleó el método de la traducción para enseñarnos algo de gramática fue en bachillerato: cada día, al acabar la clase, nos ponía de deberes cinco o seis oraciones para que las tradujéramos al inglés, que corregíamos en la siguiente clase.
En la academia de inglés, al ser todos los profesores nativos y, además, hacían ver que no sabían ni el catalán ni el castellano, sólo se empleaba la lengua meta en clase, o sea, el inglés. Estos profesores daban mucha importancia a que nos supiéramos expresar en inglés y, cada vez que hablábamos entre los compañeros en catalán o en castellano, nos imponían pequeños “castigos” como ponernos más deberes o no hacer juegos al final de la clase (en los últimos diez minutos de clase, en los primeros cursos, siempre hacíamos pequeños juegos en inglés como el ahorcado, y otros de este tipo). Este tipo de metodología me parece muy eficaz ya que enseña al alumno a pensar lo que pretende expresar directamente en la L2 y no a pensarlo en su lengua materna y luego traducirlo a la lengua meta. Creo que es un método muy importante para desarrollar satisfactoriamente la expresión y comprensión oral.
Cuando estuve de Erasmus, en una clase de francés, grabamos una conversación en parejas y luego la escuchamos y analizamos con el fin de mejorar nuestra pronunciación y nuestra expresión oral. Supongo que esta actividad sería una variación de la técnica que propone el Community Language Learning. Sin embargo, mediante a esta actividad no mejoré ni mi expresión oral ni mi pronunciación en francés puesto que, al saber que me estaban grabando, teníamos la conversación medio preparada e intentábamos pronunciar de la forma más correcta posible. Desde mi punto de vista, esta actividad hubiese sido más eficaz y más real si no hubiésemos sabido que nos estaban grabando.
No sé si cuando en segundo de carrera nos enviaron a todos de Erasmus o los meses de verano en el extranjero se consideraría un método de inmersión lingüística. Creo que estar una temporada rodeada de la lengua y la cultura que pretendes aprender es una de las mejores metodologías que existen para aprender una lengua, ya que no tienes más remedio que comunicarte con los hablantes de esa lengua, lo cual te enseña a saber desenvolverte con eficacia en las situaciones más comunes del día a día –aspecto que no te enseñan en ninguna academia ni ningún profesor de inglés.
Otra de las metodologías que creo que no he experimentado el método audiolingual, ya que no recuerdo ningún ejercicio que se basara en escuchar un diálogo, repetirlo hasta memorizarlo y reproducirlo. Es verdad que en los primeros cursos de inglés o francés nos enseñaban cómo debíamos preguntar una dirección, una opinión, cómo presentarnos, etc. y después hacíamos ejercicios orales en parejas para ponerlo en práctica. Pero no sé si estas actividades se consideran audiolinguales.
Estas metodologías y actividades son las que mejor recuerdo, seguramente que me deje alguna o que haya alguna metodología que crea que no haya experimentado pero que en realidad sí que las he realizado. De todos modos, creo que para aprender de forma eficaz una lengua lo más adecuado es saber combinar las diferentes metodologías presentadas. Es decir, creo que una buena metodología consistiría en decidir qué es lo más acertado y positivo de cada una y realizar clases y actividades diversas: de nada sirve saber conjugar los verbos perfectamente y saber todos los aspectos de la gramática si luego no sabes ponerlos en práctica para comunicarte o, al revés, tampoco es muy útil saber expresarte y pronunciar perfectamente si luego no sabes cómo formular correctamente las oraciones.
A mi parecer, los aspectos que una metodología debería tener en cuenta para aprender una lengua de manera fácil y eficaz son diversos: gramática, léxico, comprensión y expresión oral y escrita. Sin embargo, todo ello depende de las necesidades del alumno y de las finalidades por las cuales desea aprender una lengua: como ya se comentó en clase, no se debería emplear la misma metodología para una persona que acude a clases de inglés para poder leer a su autor favorito que para otra que quiere aprender inglés para irse de viaje en verano.
A lo largo de mi experiencia como aprendiz de lenguas, creo que no ha habido una metodología que destacara por ser la más empleada por los profesores, sino que más bien las clases se basaban en una mezcla de todas ellas. Estas clases combinaban la gramática, el léxico, la comprensión y expresión tanto escrita como oral.
La primera vez que una profesora empleó el método de la traducción para enseñarnos algo de gramática fue en bachillerato: cada día, al acabar la clase, nos ponía de deberes cinco o seis oraciones para que las tradujéramos al inglés, que corregíamos en la siguiente clase.
En la academia de inglés, al ser todos los profesores nativos y, además, hacían ver que no sabían ni el catalán ni el castellano, sólo se empleaba la lengua meta en clase, o sea, el inglés. Estos profesores daban mucha importancia a que nos supiéramos expresar en inglés y, cada vez que hablábamos entre los compañeros en catalán o en castellano, nos imponían pequeños “castigos” como ponernos más deberes o no hacer juegos al final de la clase (en los últimos diez minutos de clase, en los primeros cursos, siempre hacíamos pequeños juegos en inglés como el ahorcado, y otros de este tipo). Este tipo de metodología me parece muy eficaz ya que enseña al alumno a pensar lo que pretende expresar directamente en la L2 y no a pensarlo en su lengua materna y luego traducirlo a la lengua meta. Creo que es un método muy importante para desarrollar satisfactoriamente la expresión y comprensión oral.
Cuando estuve de Erasmus, en una clase de francés, grabamos una conversación en parejas y luego la escuchamos y analizamos con el fin de mejorar nuestra pronunciación y nuestra expresión oral. Supongo que esta actividad sería una variación de la técnica que propone el Community Language Learning. Sin embargo, mediante a esta actividad no mejoré ni mi expresión oral ni mi pronunciación en francés puesto que, al saber que me estaban grabando, teníamos la conversación medio preparada e intentábamos pronunciar de la forma más correcta posible. Desde mi punto de vista, esta actividad hubiese sido más eficaz y más real si no hubiésemos sabido que nos estaban grabando.
No sé si cuando en segundo de carrera nos enviaron a todos de Erasmus o los meses de verano en el extranjero se consideraría un método de inmersión lingüística. Creo que estar una temporada rodeada de la lengua y la cultura que pretendes aprender es una de las mejores metodologías que existen para aprender una lengua, ya que no tienes más remedio que comunicarte con los hablantes de esa lengua, lo cual te enseña a saber desenvolverte con eficacia en las situaciones más comunes del día a día –aspecto que no te enseñan en ninguna academia ni ningún profesor de inglés.
Otra de las metodologías que creo que no he experimentado el método audiolingual, ya que no recuerdo ningún ejercicio que se basara en escuchar un diálogo, repetirlo hasta memorizarlo y reproducirlo. Es verdad que en los primeros cursos de inglés o francés nos enseñaban cómo debíamos preguntar una dirección, una opinión, cómo presentarnos, etc. y después hacíamos ejercicios orales en parejas para ponerlo en práctica. Pero no sé si estas actividades se consideran audiolinguales.
Estas metodologías y actividades son las que mejor recuerdo, seguramente que me deje alguna o que haya alguna metodología que crea que no haya experimentado pero que en realidad sí que las he realizado. De todos modos, creo que para aprender de forma eficaz una lengua lo más adecuado es saber combinar las diferentes metodologías presentadas. Es decir, creo que una buena metodología consistiría en decidir qué es lo más acertado y positivo de cada una y realizar clases y actividades diversas: de nada sirve saber conjugar los verbos perfectamente y saber todos los aspectos de la gramática si luego no sabes ponerlos en práctica para comunicarte o, al revés, tampoco es muy útil saber expresarte y pronunciar perfectamente si luego no sabes cómo formular correctamente las oraciones.
A mi parecer, los aspectos que una metodología debería tener en cuenta para aprender una lengua de manera fácil y eficaz son diversos: gramática, léxico, comprensión y expresión oral y escrita. Sin embargo, todo ello depende de las necesidades del alumno y de las finalidades por las cuales desea aprender una lengua: como ya se comentó en clase, no se debería emplear la misma metodología para una persona que acude a clases de inglés para poder leer a su autor favorito que para otra que quiere aprender inglés para irse de viaje en verano.