dimecres, 30 d’abril del 2008

Expectativas y experiencia como aprendiz de lenguas

¡Hola a todos!

Creo que ya va siendo hora de empezar a escribir en este blog y darle un poco de vidilla. Para los que no me conozcáis, soy Ester Ballester y estudio Traducción e Interpretación y Lingüística. Antes de todo, me gustaría comentar que no me entusiasma la idea de escribir en un blog, puesto que nunca me he aventurado a hacerlo, pero espero acabar acostumbrándome a esta nueva metodología que, a la vez, es una manera original de realizar una asignatura. Así que inauguremos este blog explicando mis expectativas y mi experiencia como aprendiz de lenguas.


Mis expectativas

Esta asignatura la matriculé porque “tocaba” ya que, como he comentado antes, también estudio Lingüística y, según el plan de estudios, es una asignatura troncal. A pesar de ello, es una de las asignaturas que, por lo poco que hemos visto, parece que va a ser “diferente” del resto y esto es lo que me llama la atención. Me explico, la mayoría de las asignaturas de esta licenciatura están enfocadas a la lingüística computacional, así que nos tomamos con más entusiasmo estas asignaturas que nos permiten reflexionar y ver el otro punto de vista de las cosas. Creo que va a ser una asignatura divertida que, ya desde el principio, nos ha hecho plantearnos cuestiones en las que nunca antes me había parado a pensar: ¿cómo aprendí a escribir?, ¿cómo eran mis clases de lengua?, ¿y los profesores? Por otra parte, esta asignatura trata un tema que nos involucra, en mayor o menor medida, a todos: la enseñanza de lenguas. Todos hemos sido aprendices de lenguas y, seguramente, la mayoría de nosotros hemos enseñado lenguas. Por lo tanto, creo que es interesante que nosotros, los estudiantes de lenguas, veamos la parte opuesta y profundicemos en este tipo cuestiones. Al finalizar la asignatura, me gustaría tener una visión global del tema que nos concierne puesto que nadie sabe lo que nos deparará el futuro y no descarto la opción de dedicarme a la enseñanza de lenguas, aunque esto de ser profesor no es mi pasión debido a la poca paciencia que tengo en ciertas situaciones. En cuanto a las clases magistrales y a los seminarios, si bien no soy una persona que se caracterice por participar en clase, la idea de interacción alumno-profesor y la participación que se da en las clases de seminarios me parece muy acertada.


Mi experiencia como aprendiz de lenguas

En casa siempre hemos hablado en catalán, en el colegio todas las clases se impartían en catalán, excepto la de lengua española, con mis amigos de la infancia me comunicaba en catalán. Cuando llegué al bachillerato, todas las clases se impartían en español, excepto la clase de inglés y la de catalán. Fue en ese momento cuando empecé a desarrollar el español y, muy a mi pesar, dejé un poco de banda el catalán, que ya sólo lo utilizaba en casa y con algún amigo. En la universidad, me adjudicaron como Lengua A el español y, por lo tanto, todo se mueve alrededor de esta lengua, dejando el catalán como lengua que únicamente utilizo de forma regular en casa. Me siento cómoda hablando en ambas lenguas, aunque, por las circunstancias que he explicado, en la expresión escrita domino mejor el español que el catalán y por esta razón estoy escribiendo este blog en español. En este momento, podríamos decir que el español es mi lengua de trabajo y el catalán la lengua familiar. Llegados a este punto, ¿cuál es mi lengua materna?

Después de reflexionar un poco sobre mi crisis de identidad, vayamos a por las segundas lenguas: el inglés y el francés. El inglés empecé a estudiarlo en una academia de idiomas antes que en el colegio. Debido a mi poca memoria, no recuerdo a qué edad empecé a ir a la academia ni por qué. Sólo recuerdo que mi madre un buen día me apuntó y dos días a la semana, muy a mi pesar por aquel entonces puesto que a mi me apetecía más quedarme jugando con mis compañeros que ir a estudiar, acudía a clases de inglés. La verdad es que no recuerdo como eran aquellos primeros años en la academia, supongo que realizábamos actividades relacionadas con los colores, los días de la semana, lo típico. Ya de más mayor, las clases combinaban tanto gramática como oralidad: al empezar la clase, el profesor nos preguntaba qué habíamos hecho el fin de semana y cuestiones parecidas, si era lunes, o qué íbamos a hacer el fin de semana o temas relacionados, si era miércoles; a continuación hacíamos ejercicios de gramática, de comprensión escrita y oral y, finalmente, poníamos en práctica lo aprendido mediante redacciones o ejercicios de expresión oral. En el colegio, las clases de inglés eran muy diferentes: en primer lugar, el profesor se pasaba media clase intentando que los alumnos le hicieran caso y explicaba como buenamente podía el tema. Lógicamente, no realizábamos ejercicios de expresión oral y la poca gramática que explicaba se repetía año tras año: present simple o present continuos y, aún así, aún tenía compañeros que en cuarto de la ESO no sabían ni cómo se construía el present simple. ¡Qué sabia fue mi madre al apuntarme a clases de inglés fuera del colegio! En cuanto al francés, me brindaron la oportunidad de empezar a estudiar esta lengua en tercero de la ESO, como crédito optativo o algo así. El profesor, un hombre ya mayor, dedicaba sus clases a explicarnos la correcta pronunciación de la u, a hacer ejercicios del libro y una vez por semana nos hacía un examen de verbos. Así que acabé 4 de la ESO con un conocimiento nulo de francés: sólo me sabía de memoria los verbos, los días de la semana y los colores. Fue entonces cuando decidí que debía hacer algo más e hice un curso en la EOI, en el que verdaderamente aprendí algo de francés.


Esto es todo por hoy, ¡hasta la próxima!